Hace unos meses cumplí cuarenta años. No es que haya notado cierta diferencia en mi día a día, pero la conciencia del tiempo transcurrido me hizo pensar que la vida pasa muy rápido.

A la vez, esta realidad me ha llevado a preguntarme qué he obtenido de estos años. ¿Puedo decir que he aprendido de mis experiencias o simplemente he dejado que el tiempo pase?

No hace mucho, he tenido la oportunidad de leer a algunos autores que han escrito sus reflexiones de la vida y las han dirigido a su ‘yo’ más joven. Me pareció un ejercicio literario curioso para compartir algunas de las ideas que me han venido a la mente:

Eres el resultado de tus decisiones, en especial de las que parecen más pequeñas.

No estás solo en este camino, hay otros compañeros de viaje a los que le debes y mucho.

Tus amistades determinan tus decisiones más de lo que crees.

Las adversidades no son más que oportunidades para descubrir lo que sí eres capaz de lograr.

Los fracasos son las mejores herramientas de aprendizaje, en especial, si son tomadas con humildad.

Las buenas relaciones son mucho más valiosas de lo que crees.

Ayuda. Un pequeño gesto, que parece insignificante para ti, puede hacer una gran diferencia en otros.

Acepta los desafíos. Te sorprenderás de lo que lograrás si lo intentas.

La perseverancia trae buenos frutos, aunque tal vez tomara más tiempo del que pretendes. Ten paciencia.

Tus padres pueden ser tus mejores consejeros. A la vez, sé paciente y considerado, ellos también están aprendiendo.

El aprendizaje es continuo y muchas veces no es acumulativo, por el contrario, implica aprender y desaprender.

Puedes encontrar la sabiduría en los lugares, en las personas y en los momentos más inesperados.

Conocer otras culturas te abre la mente a otros mundos y realidades que no tenías ni idea que existían.

Viaja. Pero, si no puedes hacerlo en persona, hazlo a través de la lectura.

Tu perspectiva puede parecer lógica y hasta la única correcta. Pero estar abierto al diálogo te mostrará que hay mucho más allá de tus ideas.

La historia ha demostrado que, en ocasiones, la mayoría puede estar equivocada. Recuerda, tú y yo también podemos estarlo.

La opinión de la mayoría no es símbolo de sabiduría o garantía de certeza, sino de popularidad.

No uses tu generosidad como moneda de cambio. Si lo haces, deja de ser generosidad y pasa a ser chantaje.

Ayudar a otros no te da poder ni autoridad sobre sus decisiones.

Da sin esperar nada a cambio, la recompensa vendrá en el momento más inesperado.

Está bien buscar ser un buen profesional, pero es mejor si va acompañado de ser una buena persona.

La verdad te va a llevar más lejos que tus excusas.

Tener iniciativa te puede abrir la puerta a una gran variedad de oportunidades, muchas más de las que ahora te imaginas.

La misericordia es notablemente más elocuente que un castigo.

Es incalculable el valor de una oportunidad dada a otros.

Perdona aunque el otro no parezca merecerlo. Tú también necesitarás ser perdonado más de una vez.

Tus mejores intenciones pueden terminar en resultados desafortunados. Recuerda: las intenciones de otros también.

Sal de tu zona de confort. Hay mucho por descubrir más allá de tus límites.

Los mejores regalos no cuestan nada, pero pueden valer muchísimo para quien los recibe.

No hay relaciones perfectas. Hay relaciones en la que sus integrantes actúan con la intención de que sea posible.

Tus hijos pueden ser una de las mejores fuentes de educación para la vida.

Un verdadero amigo sigue ahí a pesar del paso del tiempo o la distancia.

Tu influencia es mucho más poderosa de lo que crees. Úsala para el bien.

Una buena educación es fundamental. Una formación continua es indispensable.

La mejor manera de aprender es hacer y enseñar a otros a hacerlo.

Puedes o no tener talento natural para ciertas disciplinas, pero la formación y la práctica son la clave para lograrlo.

Puedes tener alguna desventaja con respecto al resto, pero con perseverancia es posible.

Sé consciente de tus limitaciones, pero no permitas que estas te impidan seguir progresando.

Tus debilidades pueden transformarse en tu mayor fortaleza.

Ser auténtico es mucho más valioso que las buenas apariencias.

El amor recibido y dado de manera incondicional es la mayor fuente cambio.

Tu verdad es una percepción subjetiva de la realidad. Por lo tanto debe estar en continua revisión.

Tu verdadero valor no está en lo que tienes, en cómo te ves a ti mismo, o en cómo te ven otros, ni en lo que consideras que son tus logros.

Dios es el único que le da auténtico sentido, propósito y valor a la vida. Conocerlo es el mayor privilegio, y una tarea de toda la vida. Todo lo demás pasa, y muy rápido.

Tal vez no hayas encontrado conceptos originales, radicales, o que te cambien la vida. Pero muchas de estas ideas a mí sí me han cambiado la vida. En su mayoría son ideas que he aprendido de otros, pero que han resonado en mí en momentos especiales. Estoy seguro de que en algún momento yo necesitaré recordarlas, o incluso revisar algunas.

¿Y tú que has aprendido en estos años? ¡Comparte tus ideas!